El cambio de la correa de distribución de nuestro vehículo suele conllevar un elevado gasto. Sin embargo, un mal mantenimiento de la misma puede acarrear peores consecuencias para nuestro coche y nuestro bolsillo. Por eso, es importante conocer las funciones que tiene esta importante pieza, así como saber cuándo debemos sustituirla y por qué es de vital importancia mantenerla en buenas condiciones.
Lo primero que debemos conocer es cada cuántos kilómetros debemos efectuar el cambio de la correa de distribución de nuestro vehículo. El fabricante será el que te marcará un kilometraje aproximado, que suele oscilar entre los 60.000 y 160.000 km dependiendo de la marca. Un apunte a destacar es que la correa no sufre el mismo desgaste si solemos conducir en carretera o en entornos urbanos. En este último caso, deberemos reducir en un 20% el kilometraje máximo para realizar la sustitución de la correa.
Si eres de los que tan sólo utilizas el coche de forma puntual, no debes caer en el error de que, si tu coche tiene 10 años y tan sólo ha recorrido 50.000 kilómetros, puedes seguir utilizando la misma correa. Los años también pasan factura en las piezas, y a veces es peor el desgaste por falta de uso que por exceso. El fabricante suele recomendar una fecha máxima para realizar el cambio de la correa de distribución, pero si no lo indica, lo recomendable es realizar una revisión cada cinco años para comprobar su estado. Las correas de distribución suelen tener una vida útil de entre siete y diez años, pero todo depende del uso que se le haya dado, así como del tipo de conducción y mantenimiento del vehículo que haya llevado a cabo el conductor.
El entorno en el que conducimos también afecta de manera considerable a la conservación de la correa de distribución, Por ejemplo, si nos movemos mucho en entornos urbanos, climas extremos (menos de 10ºC o más de 30ºC), deberíamos adelantar la revisión a cada cuatro años. También deberemos revisar los kilómetros que hemos realizado y restarle ese 20% como indicamos anteriormente.
Otros aspectos a tener en cuenta
Un vehículo está compuesto por miles de piezas de diversos tamaños que trabajan en armonía, ofreciendo de esta manera una conducción óptima. Si alguna de estas piezas está en mal estado, puede acarrear graves consecuencias para las demás partes del coche, por lo que es importante mantenerlas todas en perfectas condiciones para que una simple avería no derive en otra más grave.
Alguno de los casos más comunes de rotura de la correa de distribución derivada de otra avería es, por ejemplo, la bomba de agua. En muchos de los coches más actuales la bomba de agua es arrastrada por la correa de distribución. Por eso, en muchos casos, una avería de esta pieza (holguras, gripaje, etc) puede conllevar una rotura de la distribución. Muchos expertos en mecánica recomiendan cambiar siempre la bomba de agua cada vez que cambies la correa. No es un gasto excesivamente caro, –suele costar unos 50€-, y te ahorrarás el tener que cambiar mucho más a menudo la correa de distribución, que conlleva un coste mucho más elevado.
Otro apunte importante para mantener en buen estado la correa es comprobar que está correctamente tensada. Para ello, debemos vigilar atentamente los tensores de la misma. Por ejemplo, si cuando el coche está en ralentí o al acelerar en punto muerto, escuchamos un ruido rítmico que antes no oíamos, es probable que alguno de los tensores no esté realizando correctamente su función. En ese caso, es recomendable llevar tu coche al taller para que los vuelvan a ajustar y de paso revisen que tu correa de distribución esté en buen estado.
¿Qué pasa si se rompe la correa antes de cambiarla?
Como ya hemos recalcado anteriormente, nuestro vehículo se compone de miles de piezas que deben funcionar en perfecta armonía para que nuestro coche funcione. Si la correa de distribución se rompe mientras conducimos y se sale de su eje, es muy probable que dañe parte del motor.
Esto se debe a que, al interferir el movimiento de las válvulas con el de los pistones, se pueden producir todo tipo de averías de diversa índole. Las reparaciones del motor suelen ser las más costosas, y pueden llegar a costarte hasta 6.000€, por lo que puede que incluso te toque cambiarte de vehículo tan sólo por no haber realizado a tiempo el cambio de la correa.
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