Durante varios años, el ámbito del aire acondicionado y frío comercial-industrial, dependía en gran medida de los denominados refrigerantes clorofluorcarburos (CFC). Este hecho se explicaba por las ventajas que tenía desde el punto de vista de la eficiencia energética, la economía y además, la seguridad.

Durante los años 1970 y 1980, los científicos fueron quienes observaron cómo los CFC contribuían a la destrucción de la capa de ozono que protege nuestro planeta. Por este motivo, se llegó un acuerdo internacional para poder eliminar paulatinamente las sustancias que la perjudicaban. Esto ha llevado a la industria fabricante a desarrollar rápidamente nuevos refrigerantes para poder eliminar poco a poco aquellos que fuesen perjudiciales.

Una estrecha relación con el Protocolo de Kioto

La respuesta que hubo por parte del Protocolo de Kioto en el año 1997 era limitar las emisiones de 6 gases de efecto invernadero. Entre ellos, se hallaban los gases fluorados, incluyendo los flurocarburos (HFC), que suelen usarse como refrigerantes. Los gases F no perjudican a la capa de ozono, pero desempeñan un papel crucial en relación al calentamiento global de La Tierra.

La Unión Europea firmó el Protocolo de Kioto y se comprometió 10 años más tarde con un objetivo denominado 20-20-20 para adoptar una serie de normativas para disminuir las emisiones de gases F. Consistía en incrementar un 20% la Eficiencia Energética, un 20% menos de emisiones de CO2 y por otro lado, un 20% más de energías renovables.

La revisión de la normativa europea F-Gas del año 2014, introdujo prohibiciones para según qué equipos que emplean HFC. Asimismo, estableció un plan de reducción gradual de los HFC colocados en el mercado europeo. Este proceso, se realiza a través de distintas etapas, donde la comisión europea reduce poco a poco las cantidades de HFC que se venden a través de la asignación de cuotas a productores e importadores de HFC a granel. Debido a ello, disminuirá notablemente el consumo de HFC hasta el año 2030.

Datos de futuro

Debido a todo ello, en el año 2018 se fabricará un 37% menos, en el año 2024 se fabricará un 69% menos y por último, en el año 2030 el porcentaje de fabricación alcanzará hasta un 79% menos. Dicha reducción, lleva consigo un incremento paulatino de los precios por la denominada ley de oferta y demanda, al tener que restringirse las cuotas de fabricación de los gases.

Esto ha influido irremediablemente en los precios de la recarga de aire acondicionado de los vehículos. Por eso, en iCars intentamos mantener siempre los mejores precios, adaptados a los bolsillos de nuestros clientes y siendo conscientes de que durante el verano, contar con aire acondicionado en nuestros vehículos no es solo un tema de comodidad, sino también de seguridad.